Vivimos en un mundo en el que todo se mueve muy rápido, donde la lista de To do’s crece sin parar, las gestiones de casa nunca se acaban… y por otro lado, nos encontramos con la comida que está siempre ahí, a nuestro alcance, de manera fácil para intentar “calmar” cualquiera de estas emociones que nos sobrepasan. Pero esa satisfacción momentánea se evade en cuanto nos inunda la culpa, la vergüenza y la frustración, prometiéndonos a nosotras mismas que la próxima vez seremos más estrictas y lo conseguiremos. Aunque sabemos que esto raras veces funciona, y si funciona es de forma temporal.

En esa situación, lo que necesitas no es más empoderamiento, motivación o voluntad, lo que necesitas es trabajar desde dentro tus creencias y tus emociones para poder realizar cambios reales  en tu vida y en tu alimentación.