Dentro de dos días hará un mes que empezó el Congreso Mujer Libre de Dietas, ¡Qué rápido ha pasado! Lo organicé junto a la colaboración de 35 generosas ponentes, profesionales y expertas del mundo de la psicología, la nutrición y el coaching. Nunca imaginé que 9.000 personas estarían interesadas en todo lo que hablamos, lo que sin duda me hace entender que todavía hay una necesidad grande de este enfoque y filosofía de vida. Y es que queremos alejarnos de las dietas y ser mujeres libres, pero no sabemos cómo ni hacia dónde ir.
Los medios de comunicación hablaron de ello en dos artículos, de esta libertad que perseguimos y de este nuevo enfoque no-dieta. Y es de agradecer que poco a poco se hable de esto en medios, en lugar de promover dietas milagro y falsas promesas. Puedes leer un artículo aquí y el otro aquí.
Hoy quería resumir algunos de los aprendizajes, vuestros mensajes y otras cosas que se han ido removiendo desde aquél día.
Hemos vivido en una jaula durante años
– Las mujeres a dieta nos hemos sentido enjauladas y coartadas durante muchísimos años. Y cada vez más mujeres conectan con el valor ‘libertad’ para alejarse de las dietas. Esto es algo que cada vez salta más a la vista, porque hay una incongruencia de valores, entre el valor libertad y la restricción. Y claro, esta incongruencia da lugar a una crisis que no sabemos muy bien de dónde viene, pero la realidad es que acabamos haciendo una cosa totalmente diferente a la que sentimos. Si tan importante llegar a ser una mujer libre, ¿por qué seguimos haciendo dieta?
– La falta de proyecto, de propósito vital, de foco en otras áreas importantes de la vida, hace que sigamos obsesionadas con la comida. Y esto se deriva en dejar de comer, planificar en exceso las comidas o simplemente en pensar en comida todo el tiempo. Muchas de vosotras comentáis la falta de atención, la distracción constante, etc por estar pensando en comida. Y sé que es difícil pensar en algo que te dicen que dejes de pensar (porque solo por el mero hecho de querer quitártelo de la cabeza, ya lo estás pensando). Pero podemos empezar a observar dónde está mi energía de pensamiento durante el día. Cuántas veces mi atención salta hacia juicios respecto a la comida, hacia mi cuerpo, hacia preocupaciones sobre lo que comeré para cenar (siendo aún por la mañana), etc. Si todo ese tiempo lo dedicáramos a otra cosa más importante ¿en quién nos convertiríamos?
– Nadie nos ha enseñado el funcionamiento real de nuestro cuerpo. Que nuestro cuerpo coge más peso después de una dieta es una función de supervivencia, nada más. No es que tu cuerpo funcione mal o que no tengas fuerza de voluntad o que la dieta haya fallado. Tu cuerpo funciona perfecto y por ello reacciona de esta manera. Tu cuerpo te previene de otro estado de hambruna futuro que le pueda esperar a tu cuerpo debido a una nueva dieta. Sin embargo, los mensajes de la cultura de la dieta se han encargado de señalarnos a nosotras como culpables, como que no hemos sabido hacerlo bien, como que no nos hemos esforzado lo suficiente. Además de víctimas de esta cultura, también culpables. Empecemos por observar el bosque, no el árbol. Busca el por qué las dietas no funcionan para el 95% de las personas que hacen dietas restrictivas, infórmate de cómo funciona tu metabolismo y alíate con tu cuerpo. Está aquí para ti.
Seguimos sin saber lo que es salud
– No tenemos muy claro lo que es salud. Seguimos asociándolo a peso y nos cuesta salir de ahí. En salud influye el ambiente, la atención médica que recibes, la genética, las circunstancias sociales y también los comportamientos del individuo. Seguir pensando que tu salud está basada en en el peso es algo obsoleto. Necesitamos actualizarnos más que nunca, todos. Médicos, profesionales de la salud y población en general. Yo misma también tenía ese pensamiento. Y hoy, tras estudiar, investigar y conocer otras realidades, te das cuenta ni de que todo es tan blanco ni tan negro. En el congreso ya hablamos del enfoque HAES, del que podéis seguir ampliando información para ampliar miras.
– Nos sorprende ver de dónde viene el origen de nuestra mala relación con la comida. Sobre todo cuando echamos la vista atrás y vemos todo lo relacionado con la familia, nos sigue sorprendiendo. En el congreso debatimos sobre los comentarios de los padres hacia los hijos e hijas, comparaciones entre hermanos, premios por ver quién como más o más rápido, etc. Además de la familia, es el bullying recibido en la escuela, las comparaciones, los tratos diferenciales recibidos en función de nuestro cuerpo. Y todo eso queda grabado desde niños y la relación con la comida es la primera afectada. ¿Qué podemos hacer? Estar alerta. Seguro que a nuestro alrededor puede haber un hijo, un sobrino, un vecino que puede realizar este tipo de comentarios o niños que pueden sentirse más tristes. La comunicación es vital. Y por supuesto, dejar de comentar cualquier cuerpo en casa. Los cuerpos no son dominios públicos de nadie, así que dejemos de comentar.
– Hemos puesto sobre la mesa lo difícil que es disfrutar de la sexualidad al mismo tiempo que nos avergonzamos de nuestro cuerpo. Quién iba a decir que la relación con la comida y la alimentación tuvieran tanta relación. Pues la tienen, y muchísimo. Y es que, cuando estamos insatisfechas con nuestro cuerpo, estamos más en la mente que en el cuerpo cuando estamos en una relación íntima y así, poco vamos a poder entregarnos al momento presente. Lo que está demostrado, es que a la otra persona con la que compartimos intimidad, poco o nada le importan tus complejos, esa persona quiere disfrute, pero el autosabotaje es el que te impide disfrutar. ¿Hasta cuándo aguantar esa saboteadora interna que se cuela en esos momentos tan íntimos?
No es que tu cuerpo funcione mal o que no tengas fuerza de voluntad o que la dieta haya fallado. Tu cuerpo funciona perfecto y por ello reacciona de esta manera. Tu cuerpo te previene de otro estado de hambruna futuro que le pueda esperar a tu cuerpo debido a una nueva dieta
Mery Viñas
– Tenemos un saboteador muy fuerte que se alimenta del lenguaje de la cultura de la dieta. Esta voz sigue etiquetando los alimentos como buenos/malos y nos etiqueta también a nosotras de la misma manera, sintiendo culpa, vergüenza y ansiedad. Es la misma voz que comentaba en el punto anterior, que se cuela en cualquier momento con mensajes muy poco agradables. Esta voz va a estar siempre ahí, pero de nosotras depende que le demos tanto poder. Un STOP para este saboteador, por favor. Más autocompasión y menos exigencia en nuestro día a día.
Tengo muchísimos más aprendizajes y conclusiones del congreso (que quizá den para un segundo post), pero ahora me gustaría escucharte a ti. Si viste las entrevistas del congreso, ¿qué es lo máximo que aprendiste? Y si no estuviste, ¿qué es lo que más te sorprende de este nuevo camino no-dieta?
4 comentarios en “7 aprendizajes de las mujeres libres de dietas y de restricciones”
Nos queda mucho trabajo para ser libres, pero ¿sabes una cosa? Cada día somos más las mujeres que trabajamos incansables desde distintas perspectivas para que más mujeres lo sean. Y eso es maravilloso. Como el currazo que te has pegado para regalarnos este congreso Mery! Enhorabuena y agradecidísima de poder seguir remando contigo! Beso enorme!
Jo Ana, GRACIAS! Tú eres una de esas que también trabaja desde esta perspectiva tan rompedora. Juntas, mucho más! Un super abrazo!
Solo pude ver unas cuantas ponencias, pero me parecieron muy interesantes y sobre todo me hizo plantearme muchos prejuicios que tenia. Hace unos meses que por casualidad encontré a Eli Quesada, y me sorprendió su forma de vivir con su cuerpo, su aceptación y sobre todo alegria….eso ya me hizo replantearme muchas cosas. Por ella supe del Congreso. Creo que la labor que hacéis es muy necesaria. Sigue así y GRACIAS.
Gracias Silvia por tus palabras! Y por apreciarlo de esta manera tan bonita. Un super abrazo para ti!