Ya estamos a mitad de septiembre y las redes, medios de comunicación y otros soportes ya se han inundado con la “vuelta al cole”. Tengo que reconocer que septiembre es un mes que siempre me ha gustado y esa sensación de estrenar libreta nueva me fascina. Es como vivir un nuevo comienzo que dura varias semanas.
También parece que es momento de recuperar rutinas y quizá también de incorporar algunas nuevas y, normalmente, septiembre es como el nuevo año de propósitos, de desintoxicarnos de los «excesos» del verano, de apuntarnos al gimnasio y de volver a hacer dieta.
Para este mes de septiembre te propongo algo diferente: no te dejes engañar por ninguna dieta y prueba con la alimentación intuitiva.
Origen del concepto
Te estarás preguntando si esto de la alimentación intuitiva es una nueva moda. En realidad el concepto en sí es antiquísimo aunque fue en 1995 cuando Evelyn Tribole y Elyse Resch acuñaron este término a través de su libro “Intuitive Eating”, mal traducido en español por “Dieta intuitiva”. Estas dos dietistas demostraron con diversos estudios que las dietas nos llevan a un estado de privación físico y mental que con el tiempo, nos hace no solo recuperar el peso que hemos perdido, sino aumentarlo.
Y es que cuando el peso de la persona que hace dieta cae por debajo de un punto en concreto, la persona no solo quema menos calorías, sino que también produce un tipo de hormonas que nos inducen a sentir más hambre (puesto que el cuerpo cree que está en un estado de privación y lo anima a buscar comida para sobrevivir). Además, hay una disminución del gasto de las calorías que nuestro organismo consume cuando está en reposo (para no gastar más de lo necesario), de manera que el cuerpo emplea menos energía para mantener sus procesos biológicos. El incremento del apetito y la reducción del gasto de energía hace que sea muy difícil mantener el peso a largo plazo. En realidad, ¡el cuerpo es tan inteligente!
Esta filosofía -porque más que una forma de alimentarnos es una filosofía que va más allá de la nutrición- comprende 10 principios básicos que paso a explicarte a continuación, aunque para resumirlo muy brevemente podríamos decir que comer intuitivamente significa usar señales internas en lugar de reglas externas para guiar las elecciones de los alimentos.
Alimentación intuitiva significa una nueva forma de relacionarse con el cuerpo y con la comida desde un lugar de autocuidado, permiso y aceptación corporal en lugar del autocontrol, privación y estigma del peso.
Los 10 principios de la Alimentación Intuitiva
1. Rechaza la mentalidad dieta
Aquí se trataría de cuestionar todas las mentiras y promesas acerca de las dietas que nos han llevado a sentirnos fracasadas cuando una nueva dieta dejó de funcionarnos. El problema no es la dieta ni tú, es esa promesa que la cultura nos ha hecho creer acerca de que las dietas funcionan.
2. Honra a tu hambre
Mantén a tu cuerpo alimentado con energía y con los nutrientes necesarios. De lo contrario, cuando falta algún nutriente, se activa el impulso primario de comer más de lo que necesitamos.
3. Haz las paces con la comida
Darte el permiso incondicional para comer. Si te dices a ti misma que no puedes o no debes comer un alimento en concreto, lo que puede ocurrir es que notes sensaciones de privación que se convierten en antojos incontrolables y, a menudo, en atracones. Piensa en cuando se le prohíbe algo a un niño, al final, lo acaba deseando con más ansia.
4. Desafía a tu “policía interna de alimentos”
Ese saboteador interno que te dice lo que está bien o está mal. Comer esto porque es “light” o no comer esto porque es chocolate y está mal… Todas aquellas reglas que la cultura de la dieta ha creado. Liberarse de esta «policía» es clave para volver a la alimentación intuitiva.
5. Respeta tu cuerpo cuando te diga que está lleno y satisfecho
Escúchalo. Y a partir de ahí decide. Dejarás de comer si te sientes llena de manera natural si aprendes a respetarte y a respetar a tu cuerpo. Cuando estamos peleadas con nosotras mismas, tampoco respetamos a nuestro cuerpo, dejamos de escuchar si estamos satisfechas y pasamos a querer satisfacer nuestra insatisfacción con más comida a pesar de estar llenas. Escúchalo, es quien tiene todas las respuestas a lo que necesitas.
6. Descubre el valor de la satisfacción
Cuando comes lo que realmente quieres, en un ambiente acogedor y propicio, el placer que obtienes te ayuda a sentirte satisfecha y contenta.
7. Honra tus sentimientos sin usar comida
El hambre emocional es algo habitual, no hay que demonizarlo. Existe. Para mí, la gravedad del hambre emocional no radica en que si un día me siento triste acuda al chocolate, el problema es que la comida sea la única vía de escape para mis emociones y utilice a esta misma para calmarme. Si voy tapando con comida lo que tengo por resolver, eso no es solo hambre emocional, eso es no querer ver la realidad ni querer trabajar en el origen del problema. Este principio propone buscar otras maneras de consolar, nutrir y resolver los problemas.
8. Respeta tu cuerpo
Acepta tu genética… Es difícil rechazar la mentalidad de la dieta si no somos realistas y somos demasiado críticas con la forma de nuestro cuerpo.
9. Haz algo de ejercicio
Cambia tu enfoque del ejercicio para quemar calorías al placer de mover el cuerpo. No hace falta apuntarse a un gimnasio o hacer una rutina de ejercicios a raja tabla para sentirnos saludables. Pero sí que vale la pena, y mucho, moverse. Aprovecha cada oportunidad que puedas para moverte, ya sean con estiramientos, yoga, un paseo… pero muévete. ¡Tus músculos y tus huesos necesitan sentirse activos!
10. Honra tu salud
Si honras tu salud, acabarás eligiendo alimentos más saludables. Y aunque yo soy de las que piensa que no hay que prohibir alimentos, sí que creo que cuando te escuchas y te respetas, optas por elegir los mejores alimentos para ti. Recuerda que no debes seguir una alimentación perfecta para estar saludable.
Como ves, estos principios muestran una forma liberadora de relacionarse con la comida y tu cuerpo y que además coincide con la forma más antigua de relacionarnos con nosotras mismas, porque así es como la mayoría de nosotras comíamos cuando éramos muy jóvenes, antes de que la cultura de la dieta nos atrapara.
Esta filosofía es muy simple y muy compleja a su vez. Para las personas que han hecho dieta durante años o que han luchado con trastornos alimentarios, estos principios pueden parecer demasiado complicados o extraños, por lo que volver a aprenderlos puede llevar un tiempo. Pero vale mucho la pena, aprender a comer intuitivamente es la única vía que conozco para poder sanar tu relación con la comida y dejar atrás viejos patrones adquiridos a través de la cultura de la dieta.
Si te ha parecido interesante, te propongo que vayas incorporando los principios poco a poco. Verás cómo algunos se dan a la vez y en otros casos, si no tienes integrado alguno de ellos no podrás avanzar con los otros, pero se trata de ir probando.
Si ya has probado la alimentación intuitiva o te animas a explorar, ¡espero tus experiencias en comentarios!